Sacrificio

En multitud de ocasiones la princesa había admirado como el joven príncipe había utilizado todo lo posible para doblegar a sus rivales y continuar su carrera para llegar al trono mundial. Había visto encarnizadas luchas de infantería, liderados por leales caballeros, pero también como sus sacerdotes habían sido capaces de convertir en secreto a la nobleza enemiga, tan sólo para que fueran quemados tras haber sido condenados por herejía.  En otra ocasión, su noble marido y señor, mandó a una muerte segura a su consejero personal tras lo que el Rey enemigo hubo de rendirse, ya que entendió que había perdido todas sus opciones de recuperar su posición en los campos de batalla. Siempre le había impresionado aquella frialdad, aquel desapego de gran conquistador con que planificaba y ejecutaba sus planes.
Esta vez era ella quien, ya en la boca del lobo, entendió que era la pieza clave de una táctica maquiavélica. Daba igual que cayera presa de la guardia del Rey negro, para pasar el resto de su vida encerrada en un torreón, o que para salvar su honor fuera condenada a casarse con un avejentado noble menor. Cualquiera que fuese la acción sólo prolongaría la agonía de su adversario antes de un certero final. Demasiado tarde entendió que incluso ella, a la que él llamaba su señora, no era más que un peón en aquel juego de reyes. Al filo de la comprensión y locura le pareció escuchar la voz de su amado: Dama D4 jaque.

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